Rueda de prensa de Esther Peña

Decía la portavoz del PSOE, Esther Peña, este pasado lunes, que hablar de la esposa de Sánchez y su reuniones con mediadores y logreros de la ‘trama Koldo’ y de otros turbios asuntos, se debía a la “mala baba” de algunos periodistas y su “manía de nombrar a personas que no aparecen ni por activa ni por pasiva en ningún documento”.

Pero es que, resulta que aparecer, aparecen y tal como han publicado periodistas de diversos medios, Begoña Gómez, lleva reuniéndose con empresarios relacionados con dinero público desde que su esposo llegó a la Moncloa e incluso antes.

En concreto, Gómez se reunió con el comisionista del caso Koldo, Víctor de Aldama, y con el consejero de Globalia, Javier Hidalgo, el holding propietario de Air Europa, con quien estuvo en la sede de la compañía, eso sí, de manera discreta, en plena negociación del rescate millonario de la compañía aérea en 2020. Pero para Peña esas relaciones eran sencillamente “coincidencias en ferias y congresos”.

La portavoz del esposo de Begoña Gómez, nueva en estas lides pero aplicada a la hora de estudiar y aprender el argumentario, daba lecciones éticas a los profesionales: “todos, en nuestras diferentes responsabilidades, deberíamos contribuir a no manchar el buen nombre y la reputación de nadie, y ceñirnos a las investigaciones del juez y de la Guardia Civil”.

Lo de Begoña Gómez es un caso de nepotismo de libro. Desde el año 2020 dirige en la Universidad Complutense la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva. Y lo hace sin estar ni siquiera licenciada, porque los estudios que anuncia en sus perfiles profesionales han sido cursados en un centro sin homologación.

Antes, pocos meses después del ascenso de su marido a la presidencia del Gobierno tras la moción de censura en la que desbancó a Mariano Rajoy en 2018; había sido nombrada Begoña Gómez directora del Africa Centre, un centro de la IE University, del grupo Instituto de Empresa, dedicado a la innovación en el continente africano.

La prestigiosa escuela de negocios explicaba entonces que Begoña Gómez era “experta en captación de fondos para ONGs”. Pero ya lo era antes del ascenso de Sánchez al poder y su candidatura no había sido tenida en cuenta. Se contó entonces que el Instituto de Empresa quería hacerse con un edificio de SEPI en la calle María de Molina, una ubicación estratégica en el centro de Madrid. La escuela no consiguió el edificio, tuvo que ‘conformarse’ con una torre en la Castellana y Gómez abandonó el Africa Centre en febrero de 2022.

Ahora se descubre que, entre sus ‘relaciones profesionales’ se encuentra el conseguidor de la ‘trama Koldo’ y que despachó con él en presencia de Hidalgo y que, según la Fiscalía, era uno de los responsables de la trama y que del conseguidor obtuvo un beneficio de 5,5 millones de euros ya que habría sido uno de los principales responsables de las comisiones de la trama.

La relación de la esposa del presidente del Gobierno con el último caso de corrupción del PSOE conocido es tan evidente que a los socialistas no les ha quedado otra opción que defender a la familia y quejarse de que se involucren en el caso a personas simplemente por ser familiares de cargos públicos.

Es algo que parece sensato y lo sería si no fuera porque, en este caso, es exactamente un caso de hipocresía de libro.

Porque fue el propio Sánchez, nada más estallar el ‘caso Koldo’ el que se acordó del hermano de Isabel Díaz Ayuso, que fue masacrado en los medios por la oposición de izquierdas porque firmó un contrato con la Comunidad de Madrid para traer mascarillas en el momento más terrible de la pandemia.

Eso sí, con la diferencia de que Tomás Díaz Ayuso se dedica desde hace años a la importación de material sanitario, que es un experto en la materia, que el material que trajo era de calidad y las cuentas estaban claras.

Y que el hermano de la presidenta madrileña no ha sido ni siquiera imputado en todas las instancias judiciales a las que la izquierda le ha llevado, incluida la Fiscalía Europea.