La lengua española es algo de lo que presumir día y noche. La riqueza de nuestro léxico es evidente salvo para unos cuantos bárbaros que hoy la atacan, con el beneplácito de la clase gobernante. Una verdadera pena, si bien por fortuna, la lengua prevalecerá y estos brutos desalmados pasarán.

De nuestro idioma, si una figura retórica tiene especial atractivo es el refrán. Invita a reflexionar sobre una enseñanza determinada, a menudo a modo de sentencia, con alegoría realmente exquisitas. Ejemplos hay varios, pero uno que se cumple muy a menudo es ese de: ‘Pagan justos por pecadores’. En síntesis es que las consecuencias de las malas acciones hechas por una o varias personas recaen sobre quienes actuaron bien.

Aunque no hay consenso sobre su origen, es más que probable que su matriz se encuentre en la religión, atendiendo sobre todo a pasajes del Génesis. Sin embargo, donde encontramos una alusión exacta a esta cita es en esa obra universal como El Quijote de Cervantes. El cura Pero Pérez y el barbero maese Nicolás hacen escrutinio de los libros que han llevado a la locura al noble hidalgo de La Mancha. Por un pecado capital como la pereza, éstos acaban por quemar prácticamente la totalidad de las obras, fueran o no causantes de la ‘desgracia’ del protagonista, siendo pasto de las llamas incunables que debían perdurar por los siglos de los siglos, como hace notar el propio narrador, quien da por cumplida la sentencia del refrán.

Ayuntamiento y Atlético de Pinto llegaron a un acuerdo pero: ¿era necesaria la imagen de cientos de niños agolpados a las puertas del estadio, cerrado a cal y canto? Para otra vez dejen los egos a un lado y, sobre todo, a los niños en paz

En definitiva, está a la orden del día. ¿Acaso no pagamos los ciudadanos las malas decisiones de nuestros gobernantes? Y ahí seguimos, tragando y tragando en todos los ámbitos, con más paciencia que el Santo Job, también en el Génesis y que daría para más de una interpretación.

Y hablando de justos. ¿Qué hay más justo que un niño de 5 o 6 años, que solamente quiere entrenar en un campo de fútbol, para en el futuro llegar a ser como su ídolo en el terreno de juego, o simplemente por diversión? Pocas similitudes de justicia en humanos se nos ocurrirían.

Pues bien en Pinto, este lunes, fueron los pequeños quienes pagaron los platos rotos de un conflicto entre el Ayuntamiento y el Atlético que en nada beneficia a la ciudad. Es verdad que el Consistorio cuenta con el aval de varias sentencias, que acreditan su titularidad sobre el estadio municipal Amelia del Castillo. ¿Pero era necesario dejar en la calle a 400 chavales que solo querían entrenar? ¿Cuál fue su pecado? ¿Vestir el rojinegro?

“Nuestra intención siempre ha sido y será no perjudicar a los deportistas del club” dijo el alcalde en rueda de Prensa. ¡Pues menos mal! Las imágenes de chicos agolpados a las puertas de un campo de fútbol cerrado fueron muy lamentables. Afortunadamente, ambas instituciones encauzaron la situación el martes. Se concede el uso al club. Pero para la próxima, que ojalá no la haya, dejen los egos a un lado y, sobre todo, dejen a los niños en paz.