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Los pinteños saben de sobra ya a estas alturas lo mucho que le gusta a su alcalde gobernar desde el púlpito de las redes sociales. Es innegable la fuerza de Internet, del 2.0. Y prácticamente hoy día todo está digitalizado, informatizado. A golpe de clic se pueden hacer multitud de cosas. Es la herramienta cuasi perfecta. Pero no es la realidad, y desde ella es muy difícil, cuando no imposible, gobernar, por mucho que esté empeñado en ello Rafael Sánchez.

El regidor pinteño, cuando sale de su Matrix particular, se da de bruces con la tozuda realidad del municipio. Una realidad, por ejemplo, representada en los datos de la piscina municipal que ensombrecen la gestión de su Gobierno. Unas cifras que reflejan la caída de usuarios -hasta 12.000- la grieta del déficit entre gastos e ingresos e, incluso, el menor número de días que han abierto las instalaciones para beneficio de los pinteños que buscan refrescarse en verano.

Ya advertíamos en pasados números como el alcalde, allá por donde pasaba, no crecía la hierba, como en tiempos del caudillo Atila que aterrorizó a los romanos. Pues la piscina municipal de Pinto también conoce ya a Rafael ‘Atila’ Sánchez a tenor de los datos que maneja la empresa municipal Aserpinto.

A la tozuda realidad de los datos se suma el sentir de la población, muy descontenta con la gestión del regidor y su Gobierno. Ya antes del verano, los aficionados a la tauromaquia emprendieron una recogida de firmas en contra de dejar de subvencionar los encierros durante las fiestas. Más de 3.000 rúbricas – nada baladí para un municipio de 50.000 habitantes- que cayeron en saco roto, como ocurre con la mayoría de discrepancias que llegan a oídos al alcalde y que producen en Sánchez esa transformación en Mister Hyde. Ya saben, la otra cara del gobernador pinteño que se agria, mohína y enfada cuando le llevan la contraria y le afean su conducta.

Pues bien, también en forma de firmas al alcalde le ha salido otra brecha social. Pero esta vez desde la izquierda y que aglutina a muchos simpatizantes que en 2015 confiaron en Ganemos Pinto como motor del cambio. Craso error de estos pinteños confiados como los romanos con los indómitos partos en la funesta batalla de Carrhae y que ahora se dan cuenta -como sucedió a los romanos en época de Trajano, 150 años después- del verdadero rostro de su regidor. Se trata de los usuarios del antiguo Pintogym que a modo de denuncia social han emprendido una recogida de firmas contra la externalización del gimnasio, que si bien no puede paralizarse ya sirve para afear, una vez más, la gestión de Sánchez y los suyos.

Con el alcalde de Pinto se cumple la máxima de Isaac Asimov, uno de los padres de la ciencia ficción que decía aquello de “negar un hecho es lo más fácil del mundo. Mucha gente lo hace, pero el hecho sigue siendo un hecho”. Y por más que trate de ocultarse en su Matrix particular, el hecho hoy en Pinto es que cada vez más voces claman contra la gestión de su Ayuntamiento.