El 4 de mayo de 2021, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, barrió del mapa a sus adversarios políticos. Un fenómeno, el ciclón Ayuso, que como un tsunami cogió con el pie cambiado a todos sus oponentes. Tal es así, que Pablo Iglesias pasó de asaltar los cielos a volver a ser un vocero con ínfulas periodísticas; y Ángel Gabilondo puso pies en polvorosa a un retiro dorado como Defensor del Pueblo. Por supuesto Ciudadanos quedó reducido a la mínima expresión.

El efecto Ayuso no se ha detenido y en el Sur de Madrid, mal conocido como cinturón rojo por su afinidad histórica al PSOE, va a trastocar los planes de más de uno. Por ejemplo, en Valdemoro, donde como aquel 4 de mayo, Ciudadanos, que hasta ahora mantiene la Alcaldía, se va por el sumidero del olvido. Adió a Sergio Parra, un mal sueño para la ciudad.

Y quien se aprovecha de ese viento a favor es David Conde, el aspirante de del Partido Popular, que a tenor de la encuesta de Sigma Dos para Al Cabo de la Calle, será el próximo alcalde de Valdemoro. Eso sí, con el apoyo de VOX.

Subidón de los populares, según el sondeo, pues pasan de 3 concejales en 2019 a nueve ediles y el triple del porcentaje de votos. Valdemoro vuelve a confiar en unas siglas que ya han cumplido la penitencia de tiempos pasados. Y eso se debe a David Conde, sí, pero en mayor medida a Isabel Díaz Ayuso, que ha sabido cambiar la historia del partido a base de gestión y no perderle la cara a asuntos de especial trascendencia. Pero insistimos en que VOX será necesario, partido que también crece y que tiene mucho que decir a partir del 28 de mayo.

En el lado opuesto, el PSOE de Serafín Faraldos, un candidato carismático en el municipio pero que acusa el efecto contrario al de Ayuso, el de Pedro Sánchez, el sanchismo, que pudre todo lo que toca. Los socialistas pierden un concejal, que podrían ser dos en su horquilla más desfavorable. También caen en votos porcentuales. Apoyos de los que sobreviviría Podemos y, sobre todo, Más Madrid.

No obstante, Valdemoro pasa de la izquierda. Al menos la gran mayoría. Y, eso sí, se ha hartado de experimentar con la gaseosa que estos cuatro años ha supuesto el Gobierno de Parra, la nada más absoluta, con cuatro años perdidos para una localidad que no se puede volver a permitir eso. Y la garantía de que no suceda es Ayuso, o al menos su modelo.

Ahora bien, Conde no se puede dormir en los laureles. Los efectos, como los ciclos y las olas, se acaban. Si se cumple el vaticinio, los valdemoreños confiarán en el candidato del PP para darle el bastón de mando, pero no es una carta blanca, sino una oportunidad de volver a hacer bien las cosas en la ciudad, de dejar atrás la parálisis de esta legislatura, el abandono de edificios municipales y la eterna burocracia en la que se pierden licencias, permisos y otros trámites administrativos. Valdemoro vota cambio, sí, pero siempre con los veldemoreños como eje central.