La plantilla del Getafe recibe instrucciones durante un entrenamiento (foto: Getafe CF)

La derrota del pasado fin de semana ante el Villarreal fue verdaderamente lacerante para el Getafe, que vio quebrada su portentosa racha en el Coliseum después de diez encuentros consecutivos sin conocer la derrota (7 victorias y 3 empates). Esa invulnerabilidad como local le había permitido transitar durante varios meses en una situación relativamente desahogada pese a su nefasta trayectoria fuera de casa, donde todavía no ha estrenado su casillero de victorias.

Sin embargo, el revés sufrido frente al flamante semifinalista de la Champions le ha complicado la vida hasta límites insospechados. Y si a eso añadimos el golpe de mano del Cádiz en el Camp Nou o la victoria este martes del Mallorca, la resultante es que la renta del equipo azulón sobre el descenso se ha visto reducida a tan solo tres puntos cuando restan 18 por disputar.

De ahí que su margen de error con vistas a la visita de este miércoles a Balaídos (20.00) se haya reducido a la mínima expresión. Todo lo que no sea puntuar en Vigo le puede abocar a una situación tremendamente complicada teniendo en cuenta, además, que luego recibe nada menos que al Betis, otro exigente adversario que este fin de semana disputa la Copa del Rey frente al Valencia.

Aunque los 23 precedentes entre azulones y celestes están equilibrados al máximo (8 victorias para cada equipo y 7 empates), la última vez que se vieron las caras Quique se reestrenaba en el banquillo del Coliseum y el ‘Geta’ cayó por 0-3. Desde entonces no volvió a perder como local hasta este pasado sábado, pero ahí quedo ese marcador.

MAKSIMOVIC, BAJA POR GRIPE

El técnico, que no podrá con Maksimovic debido a un proceso gripal, advertía este martes que “fuera de casa hay ambientes muy hostiles y nosotros tenemos que dar un paso adelante para romper las estadísticas en nuestra contra”.

Poco partidario de echar cuentas para la permanencia, Quique subrayaba que “solo nos vale lo que pueda pasar en el campo y la realidad es que dependemos de nosotros mismos”, una situación que le llevaba a afirmar que “estamos donde nos hubiésemos imaginado estar hace ocho meses”.