2023, año de elecciones municipales y autonómicas. Restan exactamente 13 meses para citarnos con las urnas y votar a esos concejales, que unos días antes se desvivirán por usted. Le prometerán el oro y el moro. Si le votan, su vida mejorará sobre manera. Se acabó la suciedad, la inseguridad, el pagar impuestos desorbitados y una larga retahíla de promesas que acabarán en papel mojado. Como siempre.

Así es desgraciadamente esta democracia que nos hemos dado. Lejos de mejorarla, la empeoramos cada año. Pero al menos seguimos reservándonos el derecho a decidir qué ediles se sentarán en los ayuntamientos y vivirán de lo público (muy gustosamente) unos añitos más.

Después del batacazo de 2019, ULEG sale de su escondite y anuncia, a un año vista de las elecciones municipales, que lleva a la Fiscalía al alcalde de Leganés, Santiago Llorente, por la compra de mascarillas en la primera ola de la pandemia

Hay quienes esperan al apretón del vago y otros ‘más previsores’, que se quieren curar en salud y mantener su acta a toda costa. Buscan protagonismo a un año vista de los comicios y como el fin justifica los medios, pues utilizan cualquier excusa para colarse en ‘prime time’ y que se hable de ellos el mayor tiempo posible.

En el Sur de Madrid hay un político al que le gusta más que a un tonto una tiza, dilapidar recursos judiciales y disparar con pólvora del Rey. Hacer ruido y si suena la flauta, otros cuatro añitos más a la sopa boba, a razón de 60.000 euros brutos anuales. Ese no es otro que el sicofanta de Leganés y líder de ULEG: Carlos Delgado Pulido, que tras una legislatura ‘tapadito’, después del batacazo de 2019, sale de la madriguera pepinera apuntando al alcalde, Santiago Llorente, para ajustar cuentas del pasado.

Lo hace llevando a la Fiscalía la compra de mascarillas durante la primera ola de la pandemia: marzo de 2020, cuando en España era más fácil ver un unicornio o político honrado, que una mascarilla al alcance de la mano.

Esa etapa en la que estuvimos encerrados en casa de forma ilegal, estados de alarma inconstitucionales mediante. Muchos perdieron la vida; otros tantos sus trabajos y ahorros; algunos se desvivieron buscando protección para médicos, enfermeros y pacientes; y los pocos se rascaron la barriga. ¿Dónde estuvo este personaje que lleva viviendo veinte años del dinero de los vecinos de Leganés?

Ahora que la pesadilla remite, que las mascarillas dejan de ser obligatorias e interior, el portavoz de ULEG aprovecha que el Pisuerga pasa por Valladolid y revuelo mediático por las compras de mascarillas en todo el país durante aquel tiempo, para llevar al alcalde de Leganés a la Fiscalía. Éste ya ha contestado públicamente, con datos y cifras exactas, pero Carlos Delgado ya ha conseguido su propósito: ser el niño en el bautizo, la novia en la boda y el muerto en el entierro.