(Foto: captura Antena 3)

Ramón María del Valle Inclán es el gran precursor del esperpento español. Y su Luces de Bohemia el mayor exponente. Un género literario que define a las mil maravillas la realidad social y política que atraviesa España a todos los niveles (nacional, autonómico y municipal).

Por partes; resulta grotesco como los partidos políticos negocian el sillón presidencial como si de un mercado persa se tratara. La estabilidad de una nación, un estado como España está en manos de auténticos inmaduros, niñatos si se permite la palabra, cuyo ego les impide ver más allá de su facha.

La gobernabilidad de España está en manos de políticos inmaduros cuyo excesivo ego les impide ver más allá de su propia facha

Desde Pedro Sánchez, que nunca ha querido compartir el poder pese al mandato de las urnas, pasando por un Pablo Iglesias acomodado, casta pura y dura; a un Albert Rivera desquiciado y que a última hora, con las encuestas proclamando su debacle en una nueva cita electoral, ofrece una abstención para salvar el pellejo. Algo que debería haber hecho desde el minuto uno, pues la coalición Ciudadanos-PSOE siempre ha sido la que más estabilidad podría ofrecer al país en vista de una nueva recesión.

Eso sin olvidar a un desnortado Partido Popular, aún saboreando al hiel que dejó Mariano Rajoy y su segundo al mando: Soraya Saénz de Santamaría. Un partido, el PP, al que VOX le come la tostada por la derecha y cuya zona de influencia solo se ciñe a esas autonomías con las que quiere acabar.

Es a nivel autonómico donde el esperpento sube un nivel más, con Comunidades Autónomas enfrentadas por el agua (este país parece que nunca tendrá un Plan Hidrológico en condiciones que mitigue imágenes como las que acabamos de ver en el levante español). O pidiendo auxilio a un Estado central que lo gobierna en funciones, ya decimos, uno de los mayores narcisistas que ha tenido este país como presidente.

Y de ahí vamos al ámbito municipal, donde la degradación ética y moral parece no tener límites. Ayuntamientos que, dependiendo de donde venga el aire, se convierten en agencias de colocación. Véase Móstoles y sus tentáculos que llegan a Alcorcón, según el PP. Pero claro, dice la alcaldesa, como ‘éstos’ del PP hicieron lo mismo durante ocho años, colocar amiguetes y demás, por qué no vamos a hacerlo nosotros.

Resulta grotesco como los partidos políticos negocian el sillón presidencial como si de un mercado persa se tratara

Hablando de colocaciones, en Leganés, por ejemplo, que rápido se han entendido Ciudadanos y PSOE a cambio de las gerencias de empresas municipales. La oposición está que trina, cómo es lógico y normal. Pero no se lleven a engaño. Esa rabia no obedece a una defensa de los valores y la higiene democrática, sino porque no son ellos quienes se reparten el botín electoral y administrativo. Y ya se sabe que la envidia es el deporte nacional.

En fin, que en esas estamos. Cualquiera diría que Valle Inclán ha escrito el guión de la situación actual. Pero no olviden que -haciendo un guiño a los Celtas- este es el país de don ping-pong -donde mañana mangas tú y ahora yo-; el país de don balón y el país televisión. Sancho y Quijote, sin solución.