Ni en una, ni en dos. Hasta en tres ocasiones, el Gobierno de España que ostentan socialistas y comunistas a 27 de octubre de 2021, ha vulnerado la Constitución de 1978, donde se recogen los derechos y libertades de los españoles.

Y ello por suspender nuestras garantías en cuanto a ciudadanos libres e iguales, imponiendo el cerrojazo al Congreso de los Diputados, sede de la soberanía nacional, y dos estados de alarma que han limitado nuestros movimientos en todo este tiempo. Decisiones tumbadas por el Tribunal Constitucional y tras recursos de VOX. Una acción sin parangón, justificada por la pandemia de Covid-19.

Que ayer fue un virus, y mañana podría ser cualquier otra cosa. El Gobierno, así se lo marca el ordenamiento jurídico, podía haber actuado contra la pandemia aplicando un Estado de Excepción. Sin embargo, esta figura jurídica implicaba una vigilancia más exhaustiva al Ejecutivo del resto de poderes del Estado. Con lo que queda probado que el verdadero objetivo de Pedro Sánchez y su séquito de ministros fue el de maniatar a la población aprovechando la coyuntura. Es decir, controlar sin ser controlado.

«El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre, la República, y a la Libertad, su hermana»

Mientras El Gobierno de España pisoteaba nuestros derechos desde marzo de 2020, los españoles nos hemos podido juntarnos con nuestras familias y amigos, ni velar a nuestros muertos en un último adiós o desplazarnos con libertad por el territorio nacional. Hemos sido rehenes de la decisión arbitraria de un Poder Ejecutivo, con la connivencia de buena parte del Legislativo, que validó las prórrogas de estos estados de alarma ilegales.

Que cada uno haga examen de conciencia al colaborar con este Gobierno inconstitucional. Sobre todo ahora el líder del PP, Pablo Casado, que pacta la entrega de llaves del Poder Judicial, cual Rendición de Breda a la inversa, a un Pedro Sánchez al que solo le falta el chándal como complemento de tirano trasnochado.

Y yo hoy solo puedo acordarme de Honoré de Balzac, padre de esas ‘Ilusiones pérdidas’ que podrían definir a una generación, la mía, que permitió la Tiranía en tiempos de democracia. «El socialismo, que presume de juventud, es un viejo parricida. Él es quien ha matado siempre a su madre, la República, y a la Libertad, su hermana».