Este 1 de junio entraba en vigor la nueva factura de la luz, pactada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con el objetivo de “fomentar el ahorro y la eficiencia energética en el hogar”, y “hacer que el recibo sea más justo”. Algo que afectará especialmente a los 10,7 millones de consumidores acogidos al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC).

Este recibo grava las horas de mayor consumo con tres tramos establecidos: Punta (de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 22.00 horas en días laborables. El periodo más caro, con un coste medio de 0,24262€/kWh); Llano (de 8.00 a 10.00, de 14.00 a 18.00 y de 22.00 a 00.00 horas en días laborables. El periodo de precio intermedio, con un coste aproximado de 0,15289€/kWh); y Valle (de 00.00 a 8.00 en días laborables y toda la jornada durante fines de semana y festivos nacionales. El periodo más barato, con un coste aproximado de 0,11484€/kWh).

El 60% del coste total de recibo de la luz corresponde a impuestos, y entre ellos se encuentra el 21% de IVA, que se aplica sobre la potencia contratada, la energía consumida y el alquiler de los equipos.

Se trata de uno de los más elevados de Europa, que ya recordó a España en enero de este año, coincidiendo con la borrasca Filomena, que también disparó el consumo y por tanto la factura, que tenía margen de maniobra para bajarlo.

En Reino Unido, el tipo aplicado es del 5%; en Francia del 5,5%; en Grecia, del 6%, en Italia, 10%; o en Portugal, del 13%, por citar solo unos ejemplos. Y todo indica que el Gobierno de España lo va a mantener tal y como está, para recaudar hasta 2.000 millones más.