Las décadas de los 80 y 90 resultaron de una ingente fecundidad en lo que al desarrollo de instalaciones deportivas se refiere. Sobre todo en la zona sur madrileña, donde el imparable crecimiento demográfico demandaba su equivalencia en equipamientos deportivos.

Y poco a poco fueron levantándose no pocas instalaciones emblemáticas en Getafe, Leganés, Fuenlabrada, Alcorcón, etc, que supusieron una descomunal transformación respecto a las penurias anteriores.

Por desgracia, nuestros mandamases municipales se olvidaron con el tiempo de que todos esos recintos requerían de un mínimo mantenimiento para seguir cumpliendo su función. Y ahora, entre polideportivos que amenazan ruina y pistas con más agujeros que un queso de gruyere, no damos abasto con las denuncias de nuestros deportistas.