Este 25 de noviembre se ha conmemorado el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. A lo largo del año, y sobre todo en esta fecha, a los hombres se nos llama a dar un paso contra el machismo.

Y yo lo doy. Cualquier tipo de violencia me tendrá siempre en frente. Hacia la mujer, más aún. Igual que me repugna ese machismo, me dan arcadas las gurús que nos piden implicación en esta batalla por la igualdad real, y en un acto hipócrita son tanto o más falócratas que aquellos a los que censuran.

Hablo, por ejemplo, de Angels Barceló, compañera de profesión que se marcaba esta frase tras las manifestaciones contra la ‘Ley Celaá: “No es gratuita la elección de Díaz Ayuso como copiloto de Casado. Su ariete contra el Gobierno y que saca pecho por los datos del Covid. Así que ayer la sacó a pasear, como aquel que pasea a Miss Daisy”.

Repugnante. Y solo por ser Ayuso. Un tipo de vileza que perpetúa la violencia hacia la mujer, que es válida, si se trata de Ayuso o ésta de derechas.