Entre el ‘y tú más’ se pasa la vida en la Empresa Municipal del Suelo de Leganés (EMSULE). El sorteo de 350 viviendas públicas a precios asequibles, antes de la investidura del nuevo alcalde, hacía presagiar una balsa de aceite, al menos, en los primeros compases de esta nueva andadura. De hecho, el alcalde saliente, ya retirado, Santiago Llorente, auguraba que en 18 meses esos inmuebles estarían construidos y prácticamente entregados.

La empresa municipal de la vivienda es usada y manoseada por los partidos políticos para sus propios intereses y lanzarse reproches, mientras siguen sin resolver los problemas que afectan directamente al vecino

Pero pronto llegaron los reproches, las dudas y la incertidumbre. Los nuevos gestores alertaron de la posibilidad de que no fuera así, al no haber financiación. “Me parece un disparate que te pongas a promover o construir y adjudicar una serie de obras sin tener la financiación para realizarla”, dijo entonces Miguel Ángel Recuenco, nuevo alcalde de Leganés. Su Gobierno propuso que la Cámara de Cuentas auditase la compañía pública, lanzando, no obstante, un mensaje de tranquilidad. “No tiene por qué peligrar, no hay que meter miedo, sino ser conscientes de la situación que tenemos”. Pero sus palabras cayeron en saco roto.

Llegó el bloqueo a EMSULE, dándose de tregua el verano. Y a la vuelta de las vacaciones, más gresca. Eso sí, PSOE y VOX se quedaban solos, pues Más Madrid y Podemos permitían a PP y ULEG poner en marcha la empresa pública, con nuevos poderes y el compromiso de auditarla desde 2007.

Lo normal sería que las aguas volvieran a su cauce. Pero no. La normalidad en Leganés parece una quimera. Rápidamente volvieron los reproches, el ‘y tú más’ de patio de colegio, convirtiendo las redes sociales en campo de batalla ideológico, para bochorno del pueblo leganenses.

¿Y qué hay de la vivienda pública? ¿Cómo se puede paliar, desde el ámbito municipal, la subida del precio del alquiler en la ciudad, que por si no lo saben sus señorías, ha subido? De eso nada, mejor arrastrarse por el lodazal de las redes sociales que plantear soluciones al maltrecho bolsillo de las familias.

Y es que los representantes políticos leganenses están más preocupados de su imagen que de resolver los problemas que afectan directamente a sus representados. Están más pendientes del eslogan y la frase, de un titular, que de dar auténtico contenido a la empresa municipal de la vivienda, usada y manoseada para sus propios intereses partidistas, para desgastar al rival político.

Urge dejar atrás esa forma nociva y casposa de hacer política. Es verdad que detrás de un problema siempre hay un político que, o lo ha generado o lo ha agravado, pero ese tiempo se acabó. Leganés necesita gestores, no zaragateros que solo buscan su minuto de gloria entre los problemas cotidianos de los vecinos, donde está la vivienda, entre otras cuestiones. El que se sienta identificado con esto, que sea digno y se aparte, pues esto no ha hecho nada más que empezar.