Viajeros en la estación de Chamartín

Tres descarrilamientos en quince días es todo un récord. Al menos, en la red de Cercanías de Madrid no se recuerda una cosa parecida, a pesar de que, en los últimos años, el mal funcionamiento de esta red es tan notorio. Parece que Adif y Renfe en la Comunidad de Madrid quieren batir todos sus récords.

Como es de suponer que, puestos a batir un récord de mal funcionamiento, que puestos a batir un récord de hacer la puñeta a los madrileños, que puestos a batir un récord de enfrentarse al Gobierno de la Comunidad de Madrid, que puestos a batir todos sus récords de indignidad; a Sánchez no se le ocurrió otra cosa mejor, porque de él depende, que nombrar a Óscar Puente ministro de Transportes, Movilidad y Agenda.

Y como al exalcalde de Valladolid le precede su fama, esa fama que le llevó a confundir una investidura con una ‘embestidura’, todo hacía suponer que la acabaría liando.

Era cuestión de tiempo, de muy poco tiempo. Ante las quejas de los responsables del Gobierno de la Comunidad, de los gobiernos locales que no dependen de Sánchez, de las asociaciones de usuarios y consumidores, de la gente, bendita gente; Puente ha vuelto a hacer de las suyas y ha embarrado el asunto de manera que hasta un tipo tan aparentemente sensato como el alcalde de Madrid ha entrado al trapo y se ha puesto a su altura. Lo que más ilusión podía hacerle a Puente.

Las cosas pasaron como pasaron. La presidenta y el consejero de Transportes piden al ministro que dé explicaciones y le solicitan una reunión urgente. El ministro demuestra lo que vale y comenta en los corrillos del Congreso que lo que ocurre en las Cercanías madrileñas no es más que un “boicot alentado por la presidenta”.
Desde el Partido Popular de Madrid reaccionan, exigen disculpas, incluso el consejero le pide que demuestre el boicot y, si lo hace, él dimite.

Juan Lobato, líder socialista madrileño, buen muchacho al que le meten en cada lío, intenta defender al ministro pero, como siempre, se queda a medio camino.

Óscar Puente dobla la apuesta y se descuelga en X, porque a Puente le encanta descolgarse en X, con un “Céntrate en construir líneas de Metro sin derribar casas que de Cercanías ya se ocupa el Gobierno”, dedicado a Ayuso.

Las voces suben de tono y, entre el coro de indignados aparece el alcalde de Madrid, ‘aquí estoy yo’ , y también se descuelga, llamando «macarra» a Óscar Puente «representante del macarrismo sanchista».

Y al cierre de estas páginas no se conoce la respuesta del ‘macarra’, pero haberla la habrá.

Y mientras, el vecino contempla atónito y sigue sufriendo, día a día, el caos en Cercanías.