Qué tiempos aquellos los del 2018, antes de la moción de censura de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy! ¿Se acuerdan? Allá por enero/febrero. Los alcaldes socialistas y aspirantes a serlo, pues era año preelectoral, iban en comandita por las distintas estaciones del Cercanías, denunciando el lamentable estado del servicio. No les faltaba razón. Incluso auspiciaban ruedas de Prensa para expulsar sapos y culebras contra la administración central.

No faltaban diputados nacionales socialistas, entonces autonómicos, como Daniel Viondi; agrupaciones como la de Fuenlabrada, Leganés o Alcorcón, entregando folletos con la marca del partido, exigiendo mejoras y prometiendo que, si de ellos dependía, se acabarían las averías y habría más trenes. Incluso en la Asamblea de Madrid, aquel PSOE de 2018 conseguía apoyos para que la Comunidad de Madrid exigiera al Gobierno de España, ampliar la línea C-5 desde Humanes de Madrid hasta Illescas, pasando por Griñón, así como terminar de una vez por todas el tramo de Móstoles y Navalcarnero, que beneficiaría sin duda a los vecinos de Arroyomolinos.

De eso hace cuatro años. Ahí al lado. En este tiempo, el Cercanías es como esos pueblos abandonados del oeste, donde en vez de trenes pasan por sus viejas vías esos enormes salicores rodantes. Los viajeros esperan pacientemente la llegada del convoy, que no termina de llegar. Cuando lo hace, los vagones vienen hacinados, convirtiendo a viajeros en sardinas en lata.

Firmado de su puño y letra por el secretario general y candidato, Juan Lobato, el PSOE no quiere que la Comunidad reclame al Gobierno central las mejoras en la red ferroviaria. Y de momento, ni un alcalde ha dicho esta boca es mía

En definitiva, nada ha cambiado. Especialmente en la C-5. Sí lo han hecho los que antes abanderaban las exigencias. Y es que tras aquellas ruedas de Prensa, llegó Pedro Sánchez a la Moncloa. Como Sísifo, España abrazaba un año después al socialismo, que a los madrileños del Sur nos ha abandonado. Incluso podríamos decir que traicionado.

Y es que el PSOE-M ya no quiere que la Comunidad reclame todas esas mejoras. Firmado de su puño y letra por el secretario general y candidato, Juan Lobato, los socialistas madrileños pedían retirar de una PNL las legítimas aspiraciones de quienes van a diario a sus centros de trabajo y estudio en tren. El PSOE está por encima de los madrileños, debe pensar Lobato y todo aquel que le apoya. Y por el momento, ni un alcalde ha dicho está boca es mía, lo que lleva a pensar que comparten esa visión.

Ya decía el filósofo alemán, Arthur Schopenhauer, que «cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa». Está claro que el servicio de Cercanías ya no le interesa a un PSOE ilegítimo, que prometió una cosa para hacer la contraria. No es un broma, no. Los socialistas no quieren que el Gobierno central acabe todos los proyectos pendientes en la red ferroviaria. Piensen en ello cuando estén tirados en el andén de una estación y, sobre todo, cuando vayan a votar.