escuela de danza de pinto

La danza de la muerte, interpretada por Ganemos Pinto. Así se titulaba el editorial del número que precede a estas líneas. Recordábamos la mítica partida de ajedrez que recreaba Ingmar Bergman en 1957 en El séptimo sello, donde un caballero cruzado interpretado por Max Von Sidow pedía una segunda oportunidad a la Muerte antes de llevarlo a la otra orilla.

La temática venía a colación del conflicto generado por el Gobierno de Ganemos Pinto en la Escuela Municipal de Danza, donde se trataba de cambiar de gestión en virtud de la nueva Ley de Contratos del Sector Público. La anterior dirección -catorce años al frente de la Escuela- renunciaba a presentarse a la licitación por los criterios “excesivamente exigentes” estipulados desde el Ayuntamiento, que se defendía en el cumplimiento de la ley. Y rápidamente la ciudadanía, en concreto las familias afectadas, saltaba como un resorte ante lo que consideraban un atropello.

El equipo de Rafael Sánchez ha claudicado frente a la presión de las familias de la Escuela de Danza y elaborará unos nuevos pliegos

Se jugaba así una partida de ajedrez entre la Muerte -Ganemos Pinto- y los caballeros cruzados del municipio -las familias de la danza- que pedían, a través de la recogida de firmas una segunda oportunidad. Su presión ha valido la pena. Sus argumentos han sido tan de peso, y el miedo de Ganemos a que se repita la historia de la cacicada perpetrada en Pintogym, tan evidente, que el equipo de Rafael Sánchez ha reculado y renunciado a los pliegos que premiaban más criterios económicos que técnicos. Ahora los nuevos pliegos, al parecer pero nunca se sabe y no hay que fiarse cuando Ganemos está de por medio -la gente de Pintogym bien lo sabe- , van a premiar más los criterios técnicos de la danza frente al parné.

Rectificar es de sabios. Sí. Es verdad. Pero: ¿por qué no se hizo antes sin tener que crear el disgusto y desasosiego en las familias? ¿Era necesario crear un conflicto -otro más- allí donde no lo había? Sobre todo cuando se ha demostrado que no era necesario elaborar unos pliegos tan exigentes y que primaban más el dinero que la capacidad técnica y humana.

Si se ha renunciado a los pliegos anteriores y se elaborarán unos nuevos: ¿por qué no se hizo antes sin tener que angustiar a las familias?

Por mucho que el Gobierno de Rafael Sánchez diga que quería cumplir la ley, un mandatario tiene que tener más luces y sobre todo altura de miras y no ceñirse estrictamente a la línea. Las leyes hay que cumplirlas. Por supuesto. Pero también dejan lugar a interpretación y ahí es donde se nota la diferencia entre un verdadero Gobierno del pueblo, que mira por su gente y sus vecinos; y otro que se define como tal y no deja de ser una burda caricatura. Un disfraz de fantoche que ha quedado de nuevo retratado por las familias de Pinto.

El caso de Pintogym ha hecho mucho daño a Ganemos Pinto. Una traición difícil de justificar en sus bases, y no querían que la historia volviera a repetirse, pese a que lo han vuelto a intentar escudándose en la falacia del cumplimiento de la ley para cambiar la gestión de la Escuela Municipal de Danza. Otra vez los vecinos paran las tropelías del Gobierno de turno, al que la partida de ajedrez se le ha atravesado. Seguid resistiendo pinteños. Solo queda un año para despertar de esta pesadilla llamada Ganemos Pinto. Las urnas os salvarán.