Foto: Urbas Fuenlabrada/Alba Pacheco

Son varias las razones que justifican el radical cambio de trayectoria del Urbas Fuenlabrada en la presente edición de la Liga Endesa. Después de cinco derrotas consecutivas en el arranque de competición, el colectivo fuenlabreño ha firmado nada menos que cuatro triunfos en los cinco siguientes compromisos.

Resulta lógico fijarse en el cambio de entrenador, que ha coincidido en el tiempo con ese llamativo cambio de tendencia. La llegada al banquillo de Javier Juárez ha tenido un efecto más que palpable en el rendimiento del equipo y ahí están los resultados para corroborarlo.

Pero también ha tenido que ver lo suyo el paso adelante de algún que otro jugador cuyo protagonismo en este último mes de competición se ha multiplicado de manera exponencial. Y el paradigma de esta sorprendente mutación prácticamente de la noche al día es Cristian Eyenga, que se ha ganado un rol capital en los planes de Juárez cuando con Paco García su papel era de todo punto irrelevante.

Así lo atestiguan los números, que en el caso del jugador congoleño invitan a frotarse los ojos. En el cuadro inferior aparecen reflejadas algunas de las cifras de esta curiosa comparación, pero baste decir a modo de ejemplo que ha pasado de valorar 2,6 créditos de media en los cinco primeros compromisos a nada menos que ‘17’ en los cinco últimos. Pero sobre todo llama poderosamente la atención el hecho de que su presencia en la cancha se haya disparado desde los 12 minutos de promedio en las primeras cinco citas a 32 en las cinco más recientes.

Cierto es que este mayor minutaje se debe en parte a la lesión de Sander Vene, lo que le ha obligado a fajarse como ‘4’, pero no lo es menos que ha cumplido a la perfección en una posición que teóricamente no es la suya y se ha convertido poco menos que en la extensión del técnico sobre el parqué dado su ascendente sobre el grupo.

Y por si le faltaba algo para alimentar su ascendente confianza ahí está la decisiva canasta del pasado fin de semana que completaba la épica remontada ante el Casademont Zaragoza (82-81) y se traducía en la victoria número 300 del ‘Fuenla’ en la máxima categoría del baloncesto nacional.