huerta fuenlabreña

La voracidad recaudatoria del Gobierno de España no deja a nadie atrás. Este 1 de junio entraba en vigor la nueva factura de la luz, pactada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con el objetivo de “fomentar el ahorro y la eficiencia energética en el hogar”, y “hacer que el recibo sea más justo”.

Algo que afecta especialmente a los 10,7 millones de consumidores acogidos al Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC). Y entre ellos, los agricultores del sur de Madrid.

“Lo que nos faltaba era tener que regar y trabajar de noche también. ¿Y cuándo descansamos?”

Más en concreto, la Comunidad de Regantes de Fuenlabrada, que cuenta con 100 hectáreas de regadío en la ciudad, y otras pequeñas parcelas en Humanes de Madrid y Moraleja de Enmedio. En total, casi una treintena de explotaciones agrarias a las que este nuevo recibo supone “un puntillazo”, como reconoce a Al Cabo de la Calle su presidente, Ángel González Romeral.

Y es que desde hace cuarenta años pagan tarifa urbana, cuando antes era agrícola, por utilizar la luz para extraer agua de los pozos con los que regar sus cosechas. “Esto nos supone unos 20 céntimos el kw/h, y ahora lo que nos faltaba era tener que regar y trabajar de noche también. ¿Y cuándo descansamos si trabajamos todo el día? Va a ser terrible”, se queja amargamente el presidente de los Regantes fuenlabreños, que siguen clamando en el desierto porque se les cambie la tarifa de urbana, a industrial al menos.

“Sin ayudas, nos buscamos la vida como podemos, pero la situación es bastante penosa”

Los efectos económicos se suman a los sufridos por el temporal de Filomena en enero, que dejó más de dos millones de euros en pérdidas por los daños. Ya entonces, si bien no sacaban agua por el tipo de cosecha, Ángel avisaba que si se encarecía la situación iba a empeorar aún más. Sus malos presagios se han hecho realidad.

“Estamos dando vueltas a como capear esto. Filomena nos destrozó todo bajo plástico y todavía estamos con sus repercusiones, y lo que nos faltaba era ahora esto. Pagamos más cara el agua de regadío que en nuestra casa”, insiste.

SIN AYUDAS

En conversación con este periódico, el presidente de la Comunidad de Regantes de Fuenlabrada quiere dejar claro que “no queremos subvenciones, simplemente queremos vivir de nuestro trabajo, que nos lo reconozcan ese valor. Usamos energías limpias para acceder al agua, no recurrimos al gasoil como en el caso del secano. No pedimos nada más, salvo que no nos perjudiquen más ni haya agravios”.

Y es que a pesar de este mensaje, el regadío se queda fuera de las ayudas de la Política Agraria Común (PAC), algo en lo que quiere que incidamos. Y para más inri, ni la administración local, regional y nacional les echa un capote. “Ayudas cero. Ni administración local, ni la Comunidad de Madrid, ni el Estado. Nos buscamos la vida como podemos, pero la situación es bastante penosa”, reconoce.

Así lo tiene claro: “hay que dar un empuje a esto, porque si esta gente cae, morimos como consumidores”, apunta González, que actualmente nos explica se están sacando 25 toneladas al día de todos los productos de temporada, cuando hace unos años eran hasta 40 toneladas. Si bien “como no vendamos una tonelada al día, no sacamos beneficios”.

Un panorama, pues, bastante desalentador de cara al verano y con la primavera “ya perdida”.