Autovia 5

El pasado mes de mayo, el Ayuntamiento de Madrid anunciaba su ambicioso proyecto de crear una vía urbana en los accesos a la capital por la Autovía de Extremadura, donde se incluye la propuesta de instalar semáforos en los puntos kilométricos 3 y 8 de la A-5, dentro del término municipal de Madrid. La intención del Gobierno de Manuela Carmena es tratar de reducir la contaminación en la almendra central de la capital, amparándose en la legislación europea y otras grandes ciudades del continente que contemplan medidas de restricción del tráfico.

Ciertamente es loable que Carmena y su equipo de seres superiores, que están por encima del bien y del mal, se preocupen por el medio ambiente y la calidad del aire en el presente y futuro. Sin embargo se han olvidado que Madrid, la capital de España, no es ese cortijo como en el que Rita Maestre celebró sus nupcias cuando hace solo un año pretendía que el resto de los mortales no siguiera su ejemplo. Madrid no es patrimonio de Manuela Carmena ni del Gobierno de Ahora Madrid, en connivencia con el PSOE.

No se puede atacar así al tráfico rodado sin tener otras alternativas de movilidad y viendo el estado del Cercanías y el Metro

Todos los días a la capital acceden millones de madrileños de ciudades como Alcorcón, Fuenlabrada y Arroyomolinos, que utilizan la A-5 para poder ir a sus puestos de trabajo, centro de estudios o simplemente ejerciendo ese derecho tan menospreciado por Ahora Madrid -entendido como Podemos- como la libertad de movimientos y tránsito. Y a ellos nadie les ha preguntado ni consultado sobre la viabilidad de este proyecto que implica a más administraciones que el Ayuntamiento capitalino.

Hace escasamente un año, los usuarios de la A-5 consiguieron una reivindicación histórica como los tres carriles a la altura de Arroyomolinos y que ha descongestionado sobre manera la circulación, ganando tiempo para los conductores. Un beneficio que con la instalación de semáforos se quedaría en agua de borrajas. Reconocido por el propio Ayuntamiento de Madrid, cuyo Departamento de Sostenibilidad afirma que las retenciones aumentarían hasta un 350%. Un porcentaje nada desdeñable de vehículos expulsando humo al medio ambiente.

Un proyecto como el de crear una vía urbana en el acceso a Madrid por la A-5, necesita de la implicación de todos a nivel municipal, regional y nacional

El equipo de Manuela Carmena sigue en sus trece de instalar semáforos en la A-5 y no contempla otras alternativas, como un segundo Madrid Río. No quieren escuchar a nadie salvo a sus narcisistas y egocéntricos postulados amparados por el PSOE de Madrid. Es verdad que no todo el socialismo, ya que en el sur de la región, como Fuenlabrada, han nacido voces discordantes que han visto el enfado de los ciudadanos ante el anuncio de este proyecto, y al menos han permitido -en el caso de Fuenlabrada- presionar a Madrid para crear una mesa de trabajo con todos los actores implicados. Un cambio de guión por eso de las elecciones, a la vuelta de la esquina.

Un proyecto de semejante envergadura necesita la implicación de todos a nivel municipal, regional y nacional. No se puede atacar así al tráfico rodado sin tener en cuenta otras alternativas de movilidad y viendo el estado en el que se encuentra el Cercanías y el Metro. Si Podemos Ahora Madrid quiere colapsar que empiecen por ellos mismos, como ha puesto de manifiesto Lorena Ruiz-Huerta. Pero que deje al resto en paz.