Autovia 5

Todo para el pueblo, pero sin el pueblo. El lema del Despotismo Ilustrado que ejercieron los monarcas del siglo XVIII en Europa amparándose en las líneas maestras de la Ilustración no podía estar de más actualidad. Sobre todo en Madrid, la capital de España. Propiedad de todos los españoles, sí, y de los madrileños de toda la región. Seas de Alcorcón, Leganés, Arroyomolinos, Humanes, Fuenlabrada o Moraleja, Madrid capital te pertenece. Muchos trabajaréis allí, comeréis en sus bares y restaurantes, disfrutaréis del ocio…Madrid no es de nadie. Es de todos.

Y desde luego que la capital no es propiedad de Manuela Carmena, que como buena despota ilustrada ha decidido a su antojo, de forma unilateral y sin consenso, que el acceso a Madrid por la A-5 estará limitado a 50 kilómetros por hora, con pasos de cebra y semáforos. Todo por reducir, según la exjueza, la contaminación y reducir las emisiones de ‘malos humos’ -de los vehículos, que no del respetable- al medio ambiente.

La Cruzada de Manuela Carmena contra el tráfico para acceder a la capital podría ser loable si el remedio no fuera peor que la enfermedad

La Cruzada de Carmena contra el tráfico podría ser loable si el remedio no fuera peor que la enfermedad. A Madrid acceden a diario muchos habitantes de la Comunidad en sus respectivos coches, porque entre otras cosas el transporte público, antaño envida mundial, cada día es más deficiente. La alcaldesa se ampara en buenas intenciones ecológicas que, como toda buena gobernanta de izquierdas, se quedan en brindis al sol. No solo porque se generarán muchos más atascos de los habituales al entrar a la capital, con lo cual la emisión de CO2 será mucho mayor. Sino porque la población, a día de hoy, no esta preparada para un cambio tan radical. Y además, no se ha tenido en cuenta el sentir general, absolutamente toda la población, cuando hay otra serie de propuestas válidas como el soterramiento de la vía.

Manuela Carmena y su Gobierno de ineptos eran los mismos que machacaron a Alberto Ruiz Gallardón y su faraónico proyecto de Madrid Río. La obra, de las más grandes de la historia de Madrid, costó lo suyo. Es verdad. Pero el resultado ha sido inmejorable. Para eso sí hay que gastar e invertir el dinero que, en caja, pierde valor. El Gobierno de Carmena estos años se ha dedicado a la tacañería escocesa de guardar y guardar, debilitando la imagen de Madrid.

Superávit presupuestario, déficit político. Ese es el resumen de la marca blanca de Podemos al frente de la capital, que está dejando marchitar la flor madrileña mientras va gobernando a base de ocurrencias como los semáforos en la A-5.

Sí, la autovía del sur de Madrid. Otra vez los vecinos del sur de la región secuestrados por la voluntad política de una suerte de patanes que, ni en sus mejores sueños, se vieron con el bastón de mando de la ciudad más importante del país. De nuevo el sur de la región utilizado como servidumbre del despotismo de Manuela Carmena. Un sur que desde sus ayuntamientos debe responder al unísono contra esta nueva cacicada y defender los intereses de unos vecinos cada vez más desamparados por su clase dirigente.