Cinco años de inhabilitación “para gestionar y administrar bienes ajenos públicos y privados”. Esa fue la condena impuesta por el Juzgado de lo Mercantil número 6 de Madrid, a la todavía alcaldesa en funciones de Alcorcón, la socialista Natalia de Andrés. A pesar de ello, quiso presentarse a las elecciones, pero no pudo. Su sustituta fue Candelaria Testa, un híbrido entre la propia De Andrés y el exalcalde Enrique Cascallana. Bajo sus mandatos ha hecho carrera política, hasta ahora.

Todo apunta a que Testa será la próxima alcaldesa, pese a perder contra Antonio González Terol (PP), el más votado y que se quedó a escasos 50 votos de formar Gobierno con VOX. La suma de PSOE, Ganar Alcorcón (Podemos) y Más Madrid llega a la mayoría absoluta, pero no terminan de cerrar el acuerdo. Están en negociaciones.

Unas reuniones que debería liderar Candelaria Testa, en tanto a que aspira a ser alcaldesa de todos los alcorconeros. Pero no, lo está haciendo Natalia de Andrés, pese a su condena, relegando a un segundo plano, a mera comparsa o, incluso, títere, a quien está llamada a llevar el bastón de mando de la ciudad los próximos cuatro años. Una localidad, por cierto, otra vez en manos de una condenada. ¿De verdad Alcorcón se merece esto?

Natalia de Andrés, condenada a cinco años de inhabilitación mercantil por la quiebra de la empresa de la vivienda, lleva las negociaciones del futuro Gobierno de la ciudad, con el permiso de Más Madrid y Podemos

Pues a esa pregunta deben responder los testigos. De un lado, Ganar Alcorcón. Podemos está finiquitado. Jesús Santos está huérfano, ahora que ha dado la espalda a Irene Montero y Pablo Iglesias, para lanzarse a los brazos de Yolanda Díaz. Su proyecto pasa a ser localista. Y como fuerza local: ¿le beneficia hipotecar su futuro a este PSOE? Francamente, no. Si Ganar Alcorcón quiere tener vida más allá de la muerte y cierta autonomía, debe desligarse de este socialismo, o acabará consumido, como Podemos con Sumar. Además, ha quedado claro que ha perdido la confianza de los vecinos, que bien podría recuperar desde la oposición. Una oposición fuerte, constructiva, donde importen los alcorconeros y no los sillones.

Por otro lado entra Más Madrid, adalides de la transparencia, la ética y la moral. Y lo son, sí, hasta que no se demuestre lo contrario. Sin embargo, el hecho de admitir negociaciones con una alcaldesa condenada, dejando a un lado a la propia Testa, no augura nada halagüeño. ¿No hay líneas rojas? ¿Han olvidado sus principios con tal de arañar sillones?

Más Madrid cuenta con dos valiosos concejales en Alcorcón, que tienen en su mano pensar en los vecinos o en sus intereses particulares. Un Gobierno de izquierdas sería legítimo, por supuesto. Ahora bien: ¿renta caminar con este PSOE, donde sigue teniendo mando en plaza una alcaldesa condenada por la quiebra de la empresa de la vivienda, máxime cuando este es uno de los ejes de Más Madrid? La respuesta es evidente, pero tal vez los de Trinidad Castillo tengan otra contestación de aquí al 17 de junio.