Cuando el mensaje no es el fin: ‘Oyonarte, Alicia y los espejos’

El Centro Cultural Casa de Vacas de Madrid, en el parque del Retiro, alberga  hasta el 26 de mayo la muestra ‘Oyonarte, Alicia y los espejos’ que incluye un recorrido por una treintena de obras de expresionismo abstracto del artista Manolo Oyonarte en tres etapas.

La instalación comisariada por Julio César Abad propone al visitante un viaje entre plástico y musical o viceversa donde, como advierte Oyonarte: «No hay que entenderlas«. Las formas, líneas y colores aquí no buscan contar historias ni transmitir mensajes. «Solo pretenden mostrar la evidencia de lo que son en realidad, desvelar su auténtica apariencia», ha destacado el artista.

«Es una exposición que huye del racionalismo estético dominante, y no intenta comunicar nada ni hacer reflexionar sobre la actualidad. Un giro cromático propio del Neorromanticismo que persigue la objetividad, es decir, la universalidad estética arquetípica», ha explicado por su parte Abad. La invitación es clara: no mirar las piezas con los ojos de la costumbre, sino permitirse ser atravesado por ellas.

El recorrido está dividido en tres etapas que corresponden a tres salas diferentes. Cada una supone un paso más profundo en un viaje interior que va desde la consciencia a lo colectivo, pasando por el inconsciente. Acompaña este trayecto un bucle musical compuesto por Luis Carlos Esteban, cuyo tempo marca el ritmo de la experiencia.

La primera etapa, titulada ‘Dejar la razón en el perchero’, desafía al visitante a desprenderse de la mirada racional. Las obras buscan desvelar la apariencia auténtica de las cosas, más allá de los filtros de la percepción humana (limitados). La música y la pintura se funden en una propuesta sensorial donde la mente debe vaciarse para dejarse inundar.

En la segunda etapa, ‘La trampa sentimental’, el visitante cruza un umbral hacia su inconsciente próximo, donde el lenguaje plástico se tiñe de imágenes oníricas y personales. Como Alicia, uno se adentra en los pliegues emocionales y subjetivos, enfrentándose a la tentación de identificarse con las formas.

Finalmente, en ‘Olvidarse del ego’, las obras se vuelven aún más abstractas y la música cambia de registro. El visitante atraviesa el antiespejo (una instalación de tiras negras y de espejo), símbolo de un tránsito a un estado de consciencia donde el ego se disuelve.

«Plantea el desmontaje de todo el aparataje consciente de la razón, lo que rebasa, incluso, la propia introspección personal», ha subrayado el comisario.

La exposición puede visitarse de manera gratuita de lunes a domingo, en horario de 10 a 21.30 horas. El itinerario está claramente señalizado y acompañado de paneles informativos, aunque en esta muestra, más que leer, se trata de atravesar.

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