Hay un dicho popular que dice eso de que: “desde que se inventaron las excusas, se acabaron los pretextos”. La primera respuesta a un problema, por lo general, suele ser buscar una excusa antes de asumirlo. En política se suele aludir a la herencia recibida por los anteriores gestores para explicar el por qué de una incidencia puntual. Falta de dinero, falta de recursos, retrasos burocráticos, etcétera, etcétera, etcétera.

En Alcorcón, de un tiempo a esta parte y centrándonos en el panorama político, se lleva mucho eso de poner excusas como primer remedio ante los problemas que se presentan en la ciudad. En la pasada legislatura, por ejemplo, el Ejecutivo de David Pérez siempre achacaba a la deuda heredada del PSOE de Enrique Cascallana (más de seiscientos millones de euros) la responsabilidad para no acometer ciertos proyectos o solucionar cuestiones que traían por el camino de la amargura a los de siempre: los vecinos.

Y es verdad que una deuda de semejante envergadura es una losa difícil de levantar para emprender ciertas iniciativas o para pagar, por ejemplo, a los proveedores. Sin embargo el recurso de esta coartada de la herencia, con los años, se fue mitigando. Cada vez perdía más fuerza. Y es normal, pues cuando un nuevo gestor sustituye a otro se le presupone cierta competencia para trabajar en los asuntos concernientes, en este caso, a un Ayuntamiento.

De hecho la oposición solía contratacar a este pretexto pidiendo a quien gobernaba entonces que se pusiera manos a la obra. Cuántas veces no se escuchó y leyó aquello de “déjense de excusas”.

Claro que en oposición se suele ser de una manera que cuando se alcanza el Gobierno se olvida. Aquello que Cervantes decía (con otro sentido): “Esto del heredar algo borra o templa en el heredero la memoria de la pena”.

El PP siempre recurrió a la deuda heredada del PSOE como justificación para no resolver ciertos problemas. Algo que ahora también hace el nuevo Ejecutivo

Lo hemos visto recientemente con el asunto de las ratas en el centro de Alcorcón. La primera respuesta del actual Gobierno fue decir que el PP dejó poco menos que en la bancarrota económica y material a la empresa municipal de limpieza y que el problema de los roedores era una suerte de regalo del anterior Ejecutivo. Una vez puesta la excusa como primer parche, se actuaba sobre las islas ecológicas finiquitando la incidencia.

Celeridad en la respuesta, sí. Pero da la sensación de que esa premura se debió a que las ratas saltaron de los contenedores de Alcorcón a la opinión pública. Y no es plato de buen gusto desayunar y comer con estos “animalillos” en primera plana. De no haber sido así, de no haber puesto los vecinos el grito en el cielo, todo hace indicar que los roedores seguirían campando a sus anchas (como los socavones en la ciudad).

Porque si es verdad que el PP dejó como un erial ESMASA (donde estaban todos los grupos municipales y ahora cuenta la izquierda con mayoría) hoy no se hubiese actuado con tanta rapidez. Y si es cierto que ahora se hacen las cosas bien, nunca debió llegarse a la situación vista en los medios de comunicación.

Pero como siempre ocurre en Alcorcón, las carencias mejor taparlas con excusas.