Elogio necesario del cultivo del autocontrol como virtud posible

Contar de 100 a cero o reproducir mentalmente el teléfono móvil al revés son algunos (tal vez pueriles pero efectivos) métodos que van funcionando para no dar salida a la respuesta inmediata fruto de emociones que tienen mayor o menor impacto según la persona y su autocontrol. Esa es la palabra, ‘autocontrol’, que se va perdiendo entre urgencia y urgencia (que nunca lo son). Tanta es la prisa que hasta las emociones se dejan salir como vídeos de TikTok. Como si las respuestas iracundas no dejaran huella ni tuvieran consecuencias.

Tanta es la velocidad y la poca calma que se nos olvida recordar que la paciencia y el autocontrol no nos vienen dados por naturaleza, o no en las dosis que la mayoría va a necesitar. Por uno mismo y por los demás. Son virtudes que se cultivan, se ensayan, se repiten, se incorporan. Es más fácil decir “yo no tengo autocontrol” que el esfuerzo que requiere lograrlo. Y, sin embargo, está al alcance de todos. Sí, de todos; lo demás son excusas de quien prefiere no esforzarse.

También te puede interesar...