«Lo que digo, es que si el presidente lo hace, es porque no es ilegal”. Así se despachó en 1977 el expresidente de Estados Unidos Richard Nixon ante el atónito periodista David Frost. Un momento, por cierto, magistralmente reflejado por Ron Howard en 2008 en la notable El desafío: Frost contra Nixon.

Un recuerdo cinematográfico al que me ha llevado el presidente en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, durante su entrevista en RNE, que se ha soltado con una chulería similar a la de Nixon entonces. Porque Sanchéz, con ese deje, manifestó en el nefasto debate a cinco que traería a Puigdemont para ser juzgado en España.

Y al preguntarle cómo lo haría ahí se ha desencadenado. Ha sacado al verdadero Sánchez, ese que se esconde tras su maquiavélica sonrisa de ‘galán’ trasnochado. Y ha espetado al entrevistador: “La Fiscalía, ¿de quién depende? Del Gobierno. Pues ya está”.

Una fanfarronada muy significativa viniendo de quién viene y que muestra esa parte que todo presidente quiere esconder, pero que termina saliendo por su propia naturaleza. Como si fuera el amo de un cortijo en vez de servidor de un país.

Como es obvio -y afortunadamente-, los fiscales han saltado ante esa soberbia presidencial, recordando que la Fiscalía, como defensor de la legalidad y garante de los derechos de TODOS los españoles, es independiente, libre y no está a las órdenes de un presidente en funciones con ínfulas.

Tal vez el 10 de noviembre haya que recordar a Sánchez que su paso por Moncloa es efímero y provisional, para que afirmaciones de este tipo dejen de hacer tanto daño a la imagen de un órgano, el Ministerio Fiscal, vital en cualquier sistema que se presupone libre y democrático.