El año 2020 ha comenzado con un nuevo Gobierno para España. El primero en la historia de coalición que han conformado PSOE y Unidas Podemos. De hecho la investidura del presidente electo, Pedro Sánchez, tuvo lugar el pasado 7 de enero, una jornada después del día de Reyes. Solo el tiempo sabrá decirnos sí la casualidad de que ambos acontecimientos coincidieran en el tiempo se debió a eso mismo, una coincidencia, o más bien Sus Majestades decidieron darnos carbón a todos los españoles.

Porque nada más finiquitarse la investidura de Sánchez, éste, menos raudo y veloz, conformó su Gabinete con cuatro vicepresidencias y veinte ministerios. El Consejo más amplio de la reciente historia democrática. Con el gasto en cargos públicos y cargas públicas que eso conlleva. Pero eso será harina de otro costal también.

En las estaciones de Leganés resulta que la frecuencia de los trenes, ‘per se’ deficiente, es un lujo en comparación a como están los andenes

El caso es que tanto ministro, ministra, cargo y carga y el Cercanías, que depende de Fomento, sigue igual o peor. A pesar de que el responsable del ramo, José Luis Abalos, dijo ante los medios de comunicación (cosa rara hoy en día) que la apuesta del Ejecutivo en esta legislatura será el Cercanías.

Pues de momento no se nota. Y aunque siempre hay que dar los cien días de rigor, Ábalos no es nuevo en Fomento. Es más, repite cartera con respecto al Gobierno que salió de la moción de censura contra Mariano Rajoy. Ese bagaje, esa trayectoria al frente del transporte español tendría que ser ya suficiente como para que el ministro y su cohorte de cargos de confianza empezarán a ejecutar las necesarias reformas que necesita el transporte ferroviario.

Pero Ábalos prefiere reunirse con la vicepresidenta del tirano Maduro. La venezolana Delcy Rodríguez, con la que mantuvo un encuentro en secreto en España y eso que tiene prohibida la entrada a Europa por las sanciones de la Unión al Gobierno despótico venezolano. Pero aquí no pasa nada. Ábalos va por su cuenta y el Cercanías, para otro día.

Ábalos prefiere reunirse en secreto con la vicepresidenta del tirano Maduro. Va por su cuenta y el Cercanías, para otro día

Y si nos centramos en el sur de Madrid, la urgencia es más que evidente. No hay día en que, por ejemplo, la C-3 o la C-4 sufra una incidencia que se traduce en retrasos y largas esperas en los andenes. Pero es que la C-5, que comunica Leganés, Fuenlabrada, Alcorcón y Humanes con la capital, sigue de capa caída o peor.

Y en cuanto a Leganés, como esta semana recordaba el PP, quedan pendientes de invertir cuatro millones de euros para las estaciones de Leganés Central, Parque Polvoranca y Zarzaquemada. Es más, aquí resulta que la frecuencia de paso de los trenes, per se deficiente, es un lujo en comparación a como están los andenes, con baldosas levantadas que cualquier ‘incauto’ que vaya mirando el móvil u ojeando un libro o revista al apearse del convoy un día de estos se lleva un susto por la negligente administración estatal y ferroviaria que sufragamos pacientemente todos los días.

Hace bien el PP en recordar que ya había un plan para acometer estos trabajos y que basta solo un poquito de iniciativa. Los populares han pedido respaldo al alcalde de Leganés para ir juntos en estas legítimas reivindicaciones del transporte pepinero. Ya se vio con el búho como ir unidos en estas causas da sus réditos a la población. Tal vez en esta ocasión repetir la fórmula llegue a funcionar, aunque sea el PSOE quien ocupa La Moncloa.