La energía ni se crea ni se destruye: se transforma. También las ciudades y los seres humanos. Llega un momento en el que una ciudad, si quiere prosperar, debe salir de la zona de confort y acometer las reformas necesarias, no ya para su supervivencia, sino para crecer de forma segura y sostenible.
Está claro que quien es parte del problema dista mucho de ser parte de la solución. Para eso primero hay que hacer un propósito de enmienda interior, propio, de reflexión. Precisamente eso le toca a la alcaldesa de Getafe y su cohorte de concejales, asesores y coordinadores varios, que componen el Gobierno más caro de la historia de la localidad madrileña.
Un Ejecutivo, el de PSOE y Podemos, que lejos de ajustarse el cinturón, dando ejemplo a los vecinos, ha vivido por encima de sus posibilidades estos cuatro años. Mejor dicho: ha vivido a costa del trabajo y sudor de los getafenses a los que a cambio, como decía Plauto en su comedia ‘Aulularia’: “Con una mano muestra el pan y en la otra lleva una piedra”.
Esa ha sido la gestión de esta legislatura -y la anterior- del Gobierno de la alcaldesa del PSOE. Zanahoria para sus ‘enchufados’ y concejales; palos para unos vecinos que ven como sus calles son más inseguras, el mantenimiento brilla por su ausencia y emprender para crear riqueza, que no ‘paguitas’, es una misión imposible entre la tela burocrática que han tejido socialistas y comunistas, a la sopa boba en este tiempo.
Getafe está lista para cambiar el modelo de despilfarro en ‘enchufes’ políticos, inseguridad y contaminación que han representado durante esta legislatura el Ejecutivo de PSOE y Podemos
Está claro, y ya lo hemos dicho en varias ocasiones, que Sara Hernández es el alter ego de Pedro Sánchez en Getafe. Va a por una tercera legislatura, cuando solo estaría dos; privatiza los reconocimientos médicos del personal municipal mientras acude a manifestaciones reclamando sanidad pública; merma el medio ambiente de la ciudad y de todo el Sur de Madrid ampliando el vertedero de Pinto, cuando hace años acudía a manifestarse en contra…
En fin, que una ciudad como Getafe tiene la oportunidad de cambiar esta deriva de hipocresía en la que se embarcó hace ocho años. Hay alternativa, como siempre en esta vida, y es cuestión de elegir. Getafe se merece un Gobierno que no le mienta; que no despilfarre en ‘enchufados’ y afines al PSOE el dinero público que tanto cuesta generar; que garantice la seguridad en las calles, en las fiestas, en el día a día; que se deje aconsejar por los policías y no gobierne desde el ego de unos concejales de brazos cruzados frente a la delincuencia; que adelgace la burocracia para aquellos que quieren emprender en la ciudad y generar riqueza; que conserve los espacios naturales y contribuya al mantenimiento de zonas urbanas…
En definitiva, un Ayuntamiento radicalmente distinto al que ya existe en la ciudad desde hace ocho años. En Getafe ya estamos preparados para el cambio de Gobierno, para mandar al rincón de pensar al actual Ejecutivo y abrir las puertas a un aire nuevo.