Salir de Málaga para meterse en Malagón. La Seguridad Ciudadana en Getafe se encuentra en esta tesitura, toda vez que la recién investida alcaldesa, Sara Hernández, ha hecho público su “nuevo” Gobierno, con un cambio significativo en esta área.

Y es que la regidora ‘se carga’ a Elisabeth Melo, arrebatándole esta competencia. Su gestión de la Seguridad Ciudadana estuvo en entredicho toda la pasada legislatura. Fundamentalmente, por los conflictos con los sindicatos de la Policía Local de Getafe, a los que ninguneó una y otra vez, protagonizando momentos de tensión, que se trasladaron incluso al Pleno. Desde emisoras de radio que no funcionan, falta de efectivos, nulos planes de intervención y prevención o falta reiterada de diálogo, al no convocar a los agentes a reuniones para mejorar la seguridad en el municipio madrileño.

El resultado, tras estos años, ha sido un incremento de la criminalidad que, obviamente, han pagado los vecinos, que no hemos tenido culpa de la cerrazón de la concejala y su jefa, Sara Hernández.

Ahora parece rectificar, apartándola del mando policial, si bien le reserva una plaza como responsable de Comercio, Desarrollo Económico e Igualdad. ¡Qué Dios pille confesados a quienes dependan de su gestión!

Sin embargo, el testigo de Melo en Seguridad Ciudadana lo recoge un concejal siempre controvertido: Jorge Juan Rodríguez Conejo, que mantendrá Urbanismo, departamento donde no ha hecho honor a su apellido, pues los trámites administrativos, lejos de despacharse con solvencia y rapidez, se eternizan en una lenta y mastodóntica burocracia.

Precisamente lo que no necesita la Policía Local, ávida de una administración ágil, dialogante, llevada por profesionales, no por burócratas de carnet socialistas. Jorge Juan ha demostrado en Urbanismo que carece de talante, cercanía y ese diálogo constante que reclaman los policías, para mejorar las cifras de criminalidad, y que no sean los getafenses quienes paguen la mala praxis política. Bien lo saben los propietarios de Los Olivos III, que se han chocado una y otra vez con el muro del concejal y la alcaldesa. Pese a estos presagios, le concederemos el beneficio de la duda, antes de saber si hemos ido de mal a peor.