Cuando hablamos de la administración -tanto local, regional como nacional- es imposible no acordarse del genial artículo Vuelva usted mañana, publicado por el padre del periodismo español, Mariano José de Larra, en El pobrecito Hablador, el 14 de enero de 1833. En síntesis, Larra presenta como protagonista a Monsieur Sans-délai, un francés que viene a España para reclamar unas propiedades y hacer negocios en el país.

El galo pretende hacer todas las gestiones en pocos días. Sin embargo Fígaro, pseudónimo con el que firmaba habitualmente Larra, le advierte que, dada la estructura de la administración y el carácter del español, necesitará varios meses para terminar todos los trámites. La pereza, excusas y desgana de la administración crean auténtica desesperación en el pobre Monsieur Sans-délai, y también en el lector, que en más de una ocasión se ha topado con esa indolencia propia de la burocracia patria.

Los vecinos de la calle del Parque Éboli han esperado hasta 140 días para que el Ayuntamiento les conteste por la licencia de instalación

Desde aquí recomendamos la lectura de este texto de Mariano José de Larra, Vuelva usted mañana, por el que no ha pasado el tiempo, pues es impresionante como los plazos administrativos se prolongan para desasosiego del contribuyente de a pie.

Pinto no escapa a esta idiosincrasia administrativa de poner trabas, normas, ordenanzas y otros vericuetos legales con los que desalentar al vecino. Les ha ocurrido recientemente a los pinteños de la calle Parque Éboli, que en su justa reivindicación y con una ley nacional en la mano, quieren instalar un ascensor que facilitaría la movilidad a los propietarios a los que la edad no perdona. Hablamos de personas mayores, algunas con problemas de salud, que necesitan como el agua esta instalación. Incluso ellas mismas ponen el dinero sobre la mesa para conseguir esta licencia.

Esperemos que este mes de mayo la administración pinteña cambie pues al alcalde de Ganemos Pinto se le ha hecho grande la ciudad

Sin embargo el Ayuntamiento, no solo ha tardado en responder (más de 140 días) a esta legítima petición, sino que además se la deniega en base a unos argumentos que, punto por punto, caen por su propio peso. De hecho el concejal de Ganemos Pinto se ha desdicho de su primera postura y, al menos en palabras a este periódico, pone mano tendida para acceder a esta necesaria instalación.

El problema es que, debido a la tardanza administrativa, a esa burocracia elefantiásica o a esa indolencia de una administración, la pinteña, que esperemos en mayo vuelva a revitalizarse porque al alcalde de Ganemos Pinto se le ha hecho grande, algunos vecinos ya no pueden seguir esperando pues, desgraciadamente y debido a la edad, han fallecido. De ahí la urgencia de atajar esa propuesta ya, sin esperar un minuto más. Cada día que pasa es un lastre en la salud de estos vecinos, que se merecen más misericordia y sensibilidad de su administración.

No puede ser que en otros municipios (como Madrid e incluso Algete) se responda con más brevedad y en Pinto, en cambio, haya que volver una mañana y otra, y otra, y otra, para reivindicar lo que es justo y lo que, además, está garantizado por ley.