ayuntamiento de getafe

Desde hace cuatro años, la política en Getafe navega en un mar de ocurrencias, donde el equipo de Gobierno de Sara Hernández se muestra como un avezado marinero. La última “agudeza” del Ejecutivo son los actos de bienvenida a la ciudadanía, conocidos en román paladino como bautizos civiles.

Al César lo que es del César, los bautizos civiles se los sacó de la manga Ahora Getafe. Pero Sara Hernández se metió de lleno en esta paradoja en abril de 2017, cuando llevó a Pleno los protocolos para organizar semejante chorrada que empezará a ver la luz a partir de este febrero.

Hay que remontarse a la Francia revolucionaria para ver los primeros bautizos civiles. Claro que entonces eran muy dados también a guillotinar

El bautismo es un acto basado en el perdón de los pecados que practicaba Juan el Bautista. Según el Evangelio de Juan, también Jesús al comienzo de su predicación. Dentro del Cristianismo se ha convertido en el rito de aceptación de un nuevo miembro dentro de la comunidad cristiana. Fuera del Cristianismo, carece por completo de sentido.

Y no lo decimos nosotros, sino el autor de Las Cinco Caras de Dios, Javier Alonso López. Filólogo semítico, historiador y biblista, con un cuarto de siglo a sus espaldas dedicado al estudio del antiguo Israel y la historia del Antiguo y el Nuevo Testamento, así como de las tres grandes religiones: Judaísmo, Islam y Cristianismo primitivo. Como le dijo Reverte, deje el móvil y apunte alcaldesa, que el saber no ocupa lugar-.

Es verdad que una ‘gracieta’ similar a la que se va a desarrollar en Getafe se hacía en la Francia revolucionaria del siglo XVII. Claro que entonces en el país vecino estaba de moda guillotinar. Pero no vayamos a darle ideas a un Ayuntamiento, el de Getafe, que está en estos menesteres en vez de preocuparse por los problemas reales del vecino.

Mientras el Gobierno se dedica a estas chorradas, La Alhóndiga está olvidada a su suerte y Fomento se olvida de las inversiones del Cercanías

Las chorradas de Sara Hernández y su Gobierno están bien para la distensión. Pero ya está bien de marketing, vacuidad y simbolismos absurdos que van: desde organizar actos con dinero público para pintar vaginas, a abrir las puertas del Ayuntamiento a ceremonias disparatadas que no conducen a nada. A este esperpento ha reducido la política la alcaldesa de Getafe y su gabinete.

Y mientras tanto, ahí están los vecinos de La Alhóndiga, abandonados a su suerte frente a los ladrones. Más de 20.000 familias olvidadas por un Ayuntamiento que, sin pudor alguno, les niega la evidencia al decir que no hay inseguridad en el barrio. Que no les consta. Normal, cuando el Ejecutivo está más preocupado por la política del show que la de los hechos. Cómo les va a constar. Seguramente tampoco consta en las filas socialistas que Getafe, balance tras balance de criminalidad, es la ciudad con más delincuencia.

O igualmente suprimiendo las ayudas al pago del IBI entre las familias más humildes. O cerrando los ojos y tapándose la nariz porque el ministro de Fomento, José Luis Ábalos, hijo del diestro ‘Carbonerito’, pasa literalmente de Getafe y no presenta en los Presupuestos de 2019 las esperadas inversiones ferroviarias en la ciudad. Pero eso sucede cuando un Gobierno se preocupa más por las chorradas que por hacer política de verdad. Piénsenlo, vecinos, seriamente allá por mayo. Solo quedan cuatro meses para acabar con tanta necedad.