Dijo Diógenes aquello de que “el movimiento se demuestra andando”, que no es más que basta ya de palabras y pasemos a los hechos, pues éstos son los que marcan la diferencia. Ya se sabe: obras son amores, y no buenas razones.

El caso es que este 8 de marzo se celebraba el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, y qué mujer no lo es, pues a ellas hay que estar eternamente agradecidas por lo que son: fuente de vida. En fin, que en Getafe, el Ayuntamiento inauguraba un mural con los rostros de personajes femeninos claves en la historia de la humanidad. Una existencia que no sería igual sin Frida Kahlo, Marie Curie o nuestra Clara Campoamor. Figuras femeninas siempre a reivindicar, ejemplo de valores universales.

Desgraciadamente, donde hay talento hay necedad, y así un cafre -o varios, se está investigando- han atacado este mural y mancillado el recuerdo de estas mujeres, símbolo de vida. Hay que tener serrín en el cerebro, o directamente carecer de él, para hacer este acto condenable. Dicho de paso, si homenajear a Campoamor o Curie molesta a alguien, es que muy cuerdo no está. Pero es lo que pasa cuando los necios se conjuran, que son capaces de hasta parasitar las instituciones.

Comisiones Obreras (CC.OO) ha acusado al Gobierno de Getafe de “aportar su granito de arena a la precariedad de las mujeres”

Eso en Getafe también es una lacra. Sobre todo, cuando toda tu política se basa en los gestos de cara a la galería, en el marketing y la superchería. Es decir, predicar y no dar trigo; o la banalización del movimiento feminista, que es lo que pone en práctica el actual Gobierno de PSOE y Podemos en Getafe, pues está muy bien pintar murales y recordar el legado de mujeres que dieron tanto por la humanidad, pero luego te dedicas a desprestigiar, machacar y olvidar a otras mujeres igual de dignas trabajadoras, como las maestras de escuelas infantiles, con las que te niegas siquiera a negociar.

Es muy fácil enarbolar la bandera feminista delante de las cámaras y los murales, pero a la hora de la verdad, cero gestión en lo que se refiere a este colectivo. Trabajadoras interinas que únicamente piden un proceso justo para legalizar su situación laboral en fraude de ley, con más de veinte años de experiencia en la educación, un servicio encomiable a los vecinos y que reciben la callada por respuesta del Gobierno getafense. Oídos sordos y ya decimos, ni tan siquiera reuniones para ser escuchadas.

Parece mentira que a la alcaldesa Sara Hernández, que tanto le gusta eso que se hace llamar ahora ‘postureo’, no haga una pose artificial y se encuentre con el colectivo de interinas, aunque sea para la foto, pues ya se sabe que si no es una iniciativa que parte de su equipo, jamás la tendrá en cuenta. Mucho menos rectificar. Y así se mantiene en una cerrazón que ni los propios sindicatos entienden.

Así este martes, Comisiones Obreras volvía a sonrojar a la regidora, acusando a su Gobierno de “aportar su granito de arena en la precariedad laboral de las mujeres”, en referencia al conflicto con las trabajadoras interinas del Ayuntamiento. Una nueva ‘medalla’ para el Ejecutivo de PSOE y Podemos, que se dice llamar de los trabajadores y feminista, pero que en cuanto sopla el aire se le ven las vergüenzas, pues ni una cosa ni la otra. E insistimos, no lo decimos nosotros, sino el propio colectivo afectado y sus representantes sindicales.

Hasta cuándo durará el hartazgo de las maestras con el Ayuntamiento de Getafe es una incógnita, pero que se merecen al menos ser escuchadas por sus gobernantes es una obligación. Por la dignidad del Feminismo, alcaldesa: rectifique.