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Justo ahora hace dos años salía a la luz el conocido como ‘caso Almagro’. Se trata del concejal de Unión por Leganés (ULEG), Antonio Almagro, que trabaja a tiempo completo en una empresa ferroviaria y recibe 40.000 euros anuales del Ayuntamiento de Leganés por una dedicación del 80%. Un caso que destapó en exclusiva este periódico y sobre el que han corrido ríos de tinta. Incluso el Juzgado ha dado la razón a la información publicada por este medio de comunicación frente al intento del propio Almagro y su líder, Carlos Delgado, de tratar de silenciarnos.

A nivel informativo, el cuarto poder ha hecho su trabajo y el ‘caso Almagro’ se encuentra ahora en sede política. En una comisión de investigación que echó andar con muchas, demasiadas trabas por parte de toda la Corporación. Y eso porque tratar de impulsarla, pese al mandato del Pleno, supone enfrentarse cara a cara con los demonios del Averno. Es decir, con Carlos Delgado Pulido, el concejal de ULEG que pasará a los anales de la historia como el sicofanta de Leganés y que, al menor atisbo de que la comisión del caso Almagro echa andar, comienza con su particular festival de improperios hacia el edil de turno que tiene el suficiente arresto de poner en marcha la comisión.

Tratar de impulsar la comisión del ‘caso Almagro’ supone enfrentarse casi a los demonios del Averno. Es decir, a Carlos Delgado

El último en sufrirlo ha sido Fran Muñoz, que si bien cuando se destapó el ‘caso Almagro’ pasó de puntillas por el mismo, ahora es uno de los principales adalides de que la comisión siga su curso e investigue en el terreno político cualquier presunta irregularidad que de la misma pueda derivarse. Muñoz simplemente está haciendo su trabajo de concejal de Leganés pagado con el dinero de todos los vecinos. No así el resto de ediles (PP-PSOE), que parecen haberse achantado en cuanto Carlos Delgado, o cualquiera de sus cancerberos, levanta la voz o ‘tuitea’ una de sus habituales ofensas.

Son estos concejales, acorralados por la “furia” de ULEG los que deben cumplir con el cometido dado por los vecinos y trabajar en una comisión de investigación pactada por el Pleno. Y si no son capaces de hacerlo, con todas las consecuencias, que asuman su responsabilidad y no esperen a las elecciones de mayo para irse a su casa.

Quien no pueda asumir las consecuencias de la comisión de investigación, mejor que dé un paso al lado y se marche por dignidad

No puede ser que una comisión de investigación, de las más importantes de la legislatura, se encuentre paralizada cuando hay en juego intereses tan importantes para el Ayuntamiento de Leganés. Cuestiones tan trascendentales como responder si es posible que un concejal de la Corporación trabaje a tiempo completo en una empresa privada y reciba 40.000 euros del erario público por una dedicación parcial.

¿Qué pasa con ese dinero? ¿A dónde va destinado? ¿Porque sus señorías no tienen los arrestos suficientes para desligarse de las cadenas de ULEG? Y este partido, ¿por qué está tan nervioso y tira del insulto y de la farisea ironía para tratar de desprestigiar una comisión de investigación que nace de la voluntad del pueblo de Leganés? Como decía Séneca: “Hágase Justicia, aunque se abran los cielos”. Y quien no pueda o quiera asumir las consecuencias, que dé un paso al lado. Por dignidad y salud democrática.