Acabada la resaca de las pasadas elecciones generales del 28 de abril, los partidos políticos miran ya al 26 de mayo. Si no se acuerdan, se lo recordamos. Ese día hay que votar para elegir el destino de su ciudad y comunidad autónoma. En lo que nos ocupa, hablamos de Leganés, particularmente. Y cuando de municipalismo se trata, del día a día del vecino, la estabilidad es el puerto al que debe llevar su barco todo buen gobernante.

El historiador y escritor británico, Tony Judt​, acuñaba no hace mucho tiempo que “evitar los extremos es una virtud moral en sí misma; además de una condición para la estabilidad política y social”. Viene a ser lo mismo que el pensamiento aristotélico de encontrar la virtud en el justo medio, no desde el extremo.

Llorente, estos cuatro años, ha evitado el fango. Ha sido difícil pues se han empeñado en arrastrarle a la política más vil que, en Leganés, representa ULEG

El mensaje de las pasadas generales ha sido claro. Sobre todo para el PP. Su batacazo tras escorarse a la derecha ha sido descomunal. Una suerte de aviso a navegantes que, si los populares pasan por alto, acabará con su estrepitoso hundimiento en ciudades y municipios como, por ejemplo, Leganés. Habrá que esperar a si el PP ha tenido el tiempo necesario para la autocrítica y enderezar el rumbo.

Mientras los populares buscan su equilibrio, otros hace tiempo que lo encontraron y con el viento a favor de las generales se presentan como la mejor opción para la estabilidad en Leganés. Se trata del PSOE de Santiago Llorente. No solo por los buenos datos económicos y de empleo que tiene la ciudad gracias a la gestión de Llorente, si no por el perfil del alcalde y candidato del PSOE. Llorente, estos cuatro años, ha evitado el fango y la gresca. Ha sido difícil pues se han empeñado en arrastrarle a la política más vil que, en Leganés, representa ULEG.

A la espera de que el PP recupere el discurso centrista de C’s, el PSOE de Santiago Llorente es la mejor opción para evitar que Leganés sea extremista

ULEG es el extremo que no trae estabilidad ni equilibrio alguno a una ciudad como Leganés. El partido de Carlos Delgado está en política para hacer caja. Ahí está si no el peculio acumulado todos estos años por los compañeros de farra de Delgado. O que se presente a la Comunidad de Madrid e incluso el Ayuntamiento de Madrid, siendo exclusivamente una marca local, con el único objetivo de que el Tribunal de Cuentas le permita gastar y gastar y gastar dinero en fastuosas campañas publicitarias. Un partido que deja a las claras que no quiere ni nunca ha querido gobernar. Está enfrentado a todos y va contra todos con malas artes, insultos y faltas de respeto. Un peligro para la convivencia municipal.

Además esta legislatura las dudas sobre su financiación han ido in crescendo. Para muestra la comisión de investigación del ‘caso Almagro’ que han tratado de torpedear desde ULEG pero que ellos mismos han terminado por rendirse a la evidencia, ya que el concejal Antonio Almagro es el único que no repite en la lista este 2019.

Con estos antecedentes, y a la espera de que el PP recupere el discurso centrista compartido con Ciudadanos para evitar catástrofes como ULEG, el PSOE de Santiago Llorente, insistimos, a día de hoy es la mejor fórmula para evitar que Leganés se vuelva extremista.